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La historia de un país es un tema de cambios, principalmente que demuestran la evolución que se tiene. No solo a nivel político, sino a nivel social y económico. De este modo se le garantiza una mejor calidad de vida a sus habitantes, además de un sistema que sea más sencillo de manejar. De este modo se dejan atrás los procesos arcaicos, para abrirle paso a una nueva era. Es lo que ocurrió en Argentina.
Un país de muchos cambios
Argentina fue uno de los países ubicados en Latinoamérica con diferentes cambios, no solo políticos sino económicos. De hecho, cambió cinco veces su moneda como método para obtener un mejor sistema a nivel monetario. La primera vez que esto ocurrió fue en 1881, cuando el presidente era Julio Argentino Roca, quién decidió que la mejor opción para unificar al país era la creación de una moneda que fuera válida en todo el país.
Con esta idea, Julio planeaba unificar al país para que fuera manejado con una sola moneda, ya que durante todo este período el sistema monetario del país era muy diverso. Esto traía muchos problemas. De hecho, las monedas que se habían hecho presentes eran tantas que en ocasiones resultaba casi catastrófico para la economía.
Entre la cantidad absurda de monedas que se manejaban en ese momento en Argentina estaba el peso corriente, peso fuerte, reales e incluso los pesos bolivianos. Era una especie de aglomeración de distintos sistemas monetarios que convivían con la intención de mejorar la economía de cada individuo, pero resultaban ser letales para la manutención del país. En este momento era un caos. Aquí fue donde surgió el Peso Moneda Nacional.
El protagonismo de La Casa de la Moneda
La intención del gobierno en ese momento era ofrecerle un rol importante a La Casa de la Moneda. Al final comenzaron tomando protagonismo tres casas importantes distribuidas por diferentes lugares del país. En este momento se comenzó a organizar de una forma convencional el sistema monetario, trayendo a Argentina el primer gran proceso de cambio que se presentó durante esta época.
El Peso Moneda Nacional fue una de las monedas más fuertes que circularon en Argentina. Se mantuvieron vigentes hasta 1969, sobreviviendo así a un sinfín de catástrofes mundiales y nacionales, tales como las dos Guerras Mundiales que se presentaron e incluso a La Revolución Libertadora. No obstante, tuvo que someterse a algunos cambios que fueron esenciales para la evolución del sistema monetario.
Uno de ellos fue el tema de que, por fin, se prescindió de poner como imagen principal de la moneda a los políticos. La Casa de la Moneda autorizó a que se utilizara como logo a la “Esfinge del Progreso”. Sin embargo, tras la creación del Banco Nacional en 1935, se comenzaron a presenciar unos nuevos billetes creados por esta autoridad. Estos eran realizados en Europa y transportados a Argentina.
Un billete netamente argentino
Pese a todos los esfuerzos que se realizaron durante muchos años, los billetes de la moneda argentina continuaban siendo realizados en Europa, ya que en ese entonces no había disponibilidad de los equipos que se necesitaba para imprimir los billetes en el país de origen. Ni siquiera el Banco Central lo logró en primera instancia, ya que la moneda que difundió era impresa en diferentes países del continente europeo.
No obstante, en 1951 se logró el cometido. Por fin se imprimió una moneda que era realizada en el mismo país, no se obtuvo ayuda del extranjero bajo ninguna circunstancia, lo que fue considerada como una de las mejores hazañas realizadas en años.
Esto ocurrió gracias a la Casa de la Moneda, que logró introducir en sus instalaciones una serie de técnicos de origen italiano para que pudieran promover el conocimiento acerca de este tema. Fue algo que funcionó de maravilla, pues comenzaron a especializarse los técnicos argentinos en la confección oficial de la moneda.
Sin embargo, el encanto de este logro no duró demasiado tiempo, pues a los argentinos les esperaba una noticia que sería devastadora para sus bolsillos.
Un nuevo cambio en el sistema monetario
En 1970 ocurrió lo que todos temían, fue cambiado el Peso Moneda Nacional por el Peso Ley, que fue un golpe bastante duro para la economía del país. Esto se debió a que un 100 Pesos Moneda Nacional equivalían a un Peso Ley. Sin embargo, su vida en el país no fue demasiado larga, ya que en 1985 tuvieron que tomarse medidas bastante serias para cambiarlo debido a que la inflación se lo comió casi por completo.
En ese momento se estableció un nuevo sistema monetario denominado Peso Argentino, que al igual que el Peso Ley fue un cambio terrible que trajo al país una crisis inigualable debido al costo de este. Por supuesto, su vida fue mucho más corta y ya para mediados de ese mismo año se estableció una nueva moneda denominada Austral. Esto surgió para poder lidiar con la inflación que había asesinado a varias monedas oficiales.
La moneda oficial de Argentina
Aunque el Austral fue una de las monedas con mayor éxito, no fue durante mucho tiempo que se estableció en el sistema. De hecho, durante los años posteriores a su creación se fue devaluando con mucha prisa, lo que alteró la economía del país, amenazando con devorar por completo el proceso económico en el que se había progresado en los últimos tiempos. El Austral resultó ser una bomba de tiempo.
Cuando su valor descendió demasiado en comparación al dólar, la moneda dejó de funcionar oficialmente y se tuvieron que llevar a cabo algunos planes de emergencia para crear una nueva. Es aquí cuando se fundó el Peso, en 1992. Al fin se tuvo una moneda que se mantuvo paralela al dólar durante más de diez años, no obstante, esto cambió después de un tiempo.
La inflación volvió a aparecer con mucha más fuerza que antes y devaluó por completo la el Peso. Sin embargo, pese a los serios problemas que ha tenido que enfrentar esta moneda argentina, actualmente sigue siendo la oficial en el sistema económico y, desde entonces no ha cambiado.